En el juicio, el propietario de la funeraria, Michael Cave, admitió que uno de sus empleados cortó a la altura del gemelo las piernas del fallecido James Hines, que medía dos metros, sin comunicárselo a la familia. Según Cave, el trabajador pretendía "ahorrar más sufrimiento a los familiares".
El caso salió a la luz hace un año, cuando un ex trabajador de la funeraria hizo saber la verdad a la viuda de Hines. El mes pasado, el comité de funerarias del estado resolvió retirar la licencia de funcionamiento a la empresa de pompas fúnebres, situada en la localidad de Allendale. Ahora, los responsables de la funeraria piden a la juez que no respalde esa decisión porque nunca estuvo al tanto de que uno de sus trabajadores había usado el serrucho.
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