martes, 28 de octubre de 2008

LA MAMA MAS JOVEN DE LA HISTORIA.


Lina Medina no había cumplido cinco años de edad cuando los brujos del villorrio donde vivía —Antacancha, 450 kilómetros al este de Lima, la capital de Perú—, comenzaron a alarmarse: ¿Qué le estaba ocurriendo a aquella niña cuyo vientre no dejaba de crecer?
Mientras la pequeña le hacía mimos a su raída muñeca de trapo, uno de los shamanes fijó su mirada en el cielo, «estableció» comunicación con el más allá y, minutos después, hablaron por su boca los inefables dioses de Los Andes: «Lina tiene una culebra dentro de la barriga —masculló—. Hay que sacársela».
En medio de liturgias y aspavientos, sometió a la niña a varios de los ritos incas usuales en la cordillera sudamericana. Pero —¡ay!—, ninguno de los procederes funcionó. Cuando finalmente no quedó nada «divino» por hacer, Tiburcio se echó a su hija a cuestas y caminó durante dos jornadas en busca de un médico de verdad.
El 14 de mayo de 1939 -el día de la madre- nació por cesárea un bebé perfectamente sano, que pesó 2,700 kilogramos y medía 48 centímetros. Le pusieron de nombre Gerardo en honor al doctor que la asistía desde el principio. Con tan sólo cinco años, siete meses y 21 días de edad, Lina Medina acababa de convertirse en la madre más joven reconocida de los anales de la Médicina. Y así quedó registrado el record en la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología.

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